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(por Pablo del Castillo y MarcSoul.... y ADA)

martes, 20 de noviembre de 2012

Historia de la zona de Israel resumida

He aquí un breve repaso sobre la polémica historia de oriente próximo:

Primero decir que la tierra donde actualmente se asienta el reino de Israel ha sido sagrada para el pueblo judío desde tiempos bíblicos, albergando los lugares más sagrados del judaísmo. Según laTorá, la tierra de Israel, fue prometida por Yahveh a los tres Patriarcas del pueblo judío como su patria.

En los inicios del segundo milenio antes de cristo, existían numerosas tribus hebreas en la ribera oriental del río Jordán.

En los últimos tiempos del faraon Ramsés II, con Canaán dividida entre egipcios e hititas, nuevas tribus hebreas llegaron a orillas del Jordán, identificándose como los descendientes de los hijos de Jacob, entre ellos el nieto del patriarca Abraham, por lo que se autodenominaron hijos de Israel.

A finales del siglo XI a. C. Saúl estableció el primero de una serie de reinos israelitas en Canaán, los cuales la gobernarían intermitentemente durante los siguientes mil años.

Hacia el año 1000 a. C. se establecieron dos reinos, Israel y Judá, que formaron una monarquía unida en oposición militar a otros pueblos limítrofes. Según las Escrituras, este reino unificado fue gobernado por los reyes David y Salomón antes de su separación definitiva (en el año 924 a. C.).


Posteriormente, bajo los sucesivos dominios extranjeros, la presencia de judíos se vio disminuida a consecuencia de las sucesivas expulsiones de que fueron objeto.

Después de esto, el pueblo de Israel fue independiente tres veces:

La primera ocasión fue durante el dominio seléucida, cuando surgió la dinastía asmonea que consiguió liberarse del yugo seléucida y gobernó al pueblo judío durante un siglo, desde 164 a. C. hasta el 63 a. C.

La segunda etapa independiente fue durante la Primera Guerra Judeo-Romana (66-73), los judíos se sublevaron por primera vez contra el imperio romano. Durante esta guerra se produjo la conquista de Jerusalén, la destrucción del Segundo Templo, y la muerte de más de un millón de judíos y el origen del éxodo de muchos supervivientes.

El último momento de plena independencia del pueblo judío fue el breve período de la rebelión de Bar Kojba. Durante tres años (132-135) las fuerzas judías resistieron al Imperio romano, hasta que la revuelta fue aplastada por el emperador Adriano.

El fracaso de la revuelta ocasionó la expulsión definitiva de los judíos y la reconstrucción de Jerusalén como colonia romana con el nombre de Aelia Capitolina.

Una vez destruido el Estado judío y exiliada la mayor parte de su población, los romanos cambiaron la denominación del país, que pasó a denominarse Siria Palestina o simplemente Palestina, un nombre derivado de los antiguos adversarios de los judíos, los filisteos.

Tras la división del Imperio romano, Palestina estuvo bajo el dominio de Bizancio hasta el año 639, en que se produjo la conquista árabe.

La dinastía Omeya (661-750), no registró ni grandes problemas nacionales ni choques entre comunidades religiosas.

El califato Abasí (750-1258), conocido como Califato de Bagdad, sucedió al omeya, siendo substituido finalmente por la dinastía Selyúcida (1071).

Entre 1096 y 1244 motivados por el fervor religioso, la pérdida de poder ante los turcos y la imposibilidad de peregrinar a Jerusalén, la nobleza europea promovió varias Cruzadas.

La Primera Cruzada tuvo lugar en 1099 y finalizó con la conquista de Jerusalén y el establecimiento de cuatro Estados Cruzados en oriente medio, entre ellos el Reino de Jerusalén. Durante la toma de Jerusalén los cruzados realizaron una cruenta matanza, que no respetó judíos ni musulmanes.

A lo largo de las siguientes décadas de dominio cristiano se produjo el asentamiento de colonos europeos. La ciudad de Jerusalén fue conquistada en el año 1187 por Saladino, fundador de la dinastía Ayubí, en aquel momento sultán de Egipto y Siria.

La Tercera Cruzada permitió la supervivencia del Reino de Jerusalén, que fue confinado a una estrecha franja de tierra próxima a la costa.

La dinastía Ayubí fue substituida por la de los Mamelucos en 1250, quienes con la toma de Acre en 1291 acabaron con el Reino de Jerusalén.

En 1517 la región fue sometida por el Imperio otomano, cuya dominación se prolongó cuatro siglos durante los que se mantuvo una exigua comunidad judía, que fluctuó considerablemente a través de los siglos.



Después de diversas sublevaciones, los romanos destruyeron Jerusalén y obligaron a casi la totalidad de los judíos a huir de Israel, comenzando un largo periodo de exilio conocido como Diáspora. 

Los judíos de la diáspora anhelaron regresar a Israel durante siglos. En 1141 el sefardí Yehuda Halevi realizó un llamamiento a los judíos para regresar a Israel, efectuando él mismo el regreso a Sion, donde encontró la muerte.

Un siglo después, el rabino español Nahmánides emigró a Jerusalén y desde entonces se mantuvo una presencia constante de judíos, especialmente en Jerusalén.

Oleadas migratorias tuvieron lugar en el periodo 1209-1211. Desde entonces hubieron sucesivas emigraciones a Jerusalén.

En 1917, el Ministro de Asuntos Exteriores británico, Arthur James Balfour, emitió una declaración en donde se promovía la idea del establecimiento de una patria en Palestina para el pueblo judío (la llamada Declaración Balfour). 

En 1920, Palestina fue adjudicada al Reino Unido para su administración como Mandato de la Sociedad de Naciones.

La tercera (1919-1923) y la cuarta ola (1924-1929) de inmigración judía se produjeron después de la Primera Guerra Mundial.

Entre 1916 y 1929, hubieron varios ataques por parte de los árabes contra las comunidades judías y cristianas residentes y contra los peregrinos de Tierra Santa. Antes de 1919 los cristianos habían sido acosados por los árabes, furiosos por la venta de terrenos de la parte cristiana de Jerusalén a compradores judíos.

El avance del nazismo en 1933 dio lugar a la Quinta Aliyá. Los judíos en Palestina incrementaron su población de un 11% en 1920 a un 30% en 1940 y eran propietarios del 6% del territorio del Mandato británico (incluyendo a la actual Jordania).

El Holocausto, junto con la negativa de las potencias occidentales de abrir sus fronteras, ocasionó otra ola de inmigrantes a Palestina, elevando su número hasta los 600.000 habitantes judíos.

En 1939, los británicos abandonaron el compromiso de favorecer la creación de un Estado judío, así como la de la partición de Palestina, abogando por un único Estado en la región. Además, tomaron medidas para limitar la inmigración judía y restringieron la compra de tierras por parte de los judíos.

Pese a ello, al estallar la Segunda Guerra Mundial los líderes sionistas apoyaron decididamente a Gran Bretaña. Los británicos, sin embargo, mantuvieron la prohibición de inmigración judía a Palestina durante toda la Segunda Guerra Mundial.

En 1947, tras el estallido de la violencia por grupos militantes judíos y árabes y ante la imposibilidad de conciliar a ambas poblaciones, el gobierno británico decidió retirarse de Palestina y puso en manos de la ONU la resolución del conflicto. 

Tras el informe de la comisión Peel, una comisión internacional que evaluó la situación sobre el terreno, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 29 de noviembre de 1947 un plan que dividía a Palestina en dos Estados, dando a los árabes y a los judíos una extensión similar de terreno (el 54% del total para Israel, pero incluía el desierto del Neguev, que representaba a su vez el 45% de la superficie del país).

Jerusalén quedaría como una ciudad internacional administrada por la ONU, que no adoptó ninguna disposición para ejecutar el Plan y, apenas dos semanas después, en una reunión  celebrada el 17 diciembre, la Liga Árabe aprobó otra resolución que rechazaba de forma taxativa la de la ONU y en la que advertía que, para evitar la ejecución del plan de la ONU, emplearía todos los medios a su alcance, incluyendo la intervención armada.

Ben Gurión proclama el Estado de Israel, en un museo de Tel Aviv, bajo el retrato de Theodor Herzl (14 de mayo de 1948).

El 14 de mayo de 1948, horas antes de que expirase el Mandato británico sobre Palestina, el Estado de Israel fue proclamado en el territorio otorgado por el plan de las Naciones Unidas, aboliendo como primera medida las leyes antiinmigratorias británicas que impedían desde hacía años la entrada legal de nuevos judíos a Palestina.

No hubo ningún intento por parte de la ONU de evitar la intervención armada que había proclamado la Liga Árabe meses atrás y, al día siguiente de la declaración de independencia, los cinco países árabes vecinos declararon la guerra al naciente Estado de Israel y trataron de invadirlo.

En la guerra intermitente que tuvo lugar durante los siguientes 15 meses, Israel conquistó un 26% de terreno adicional al del antiguo mandato, mientras que Transjordania ocupó las áreas de Judea y Samaria, actualmente conocidas como Cisjordania, y Egipto ocupó el territorio correspondiente a la actual franja de Gaza.

Al término de la guerra, unas 711.000 personas de población árabe se vio privada de sus hogares en las zonas controladas por Israel.

Según la ONU, solo un tercio son técnicamente «refugiados», aquellos que encontraron acogida en los países árabes vecinos; el resto, (que se instalaron en la Franja de Gaza y Cisjordania), son «desplazados» dentro del propio país.

Por la otra parte, un número significativo de judíos quedaron en territorio árabe y fueron igualmente expulsados, incluidas algunas comunidades judías establecidas en Palestina desde la antigüedad.

La inmigración de los supervivientes del Holocausto y la de los refugiados judíos que habitaban en países árabes, en algunos casos desde antes de la arabización e islamización, duplicó la población judía en Israel al año de haberse declarado la independencia del país.

Durante la década siguiente aproximadamente 600.000 judíos orientales, una cifra equivalente a la de refugiados palestinos, huyeron o fueron expulsados de territorios árabes, en los que algunas comunidades judías llevaban viviendo desde hacía casi 2.000 años, y se refugiaron en Israel (adicionalmente unos 300.000 judíos emigraron a Francia y a los Estados Unidos, quedando una ínfima población judía en los países árabes, principalmente en Marruecos y Túnez).

Hasta aquí el repaso a la historia de Israel y los países de alrededor. (Fuente Wikipedia >> Resumido).

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